Ficha bibliográfica:
Título: Justicia auxiliar
Autor: Ann Leckie
Editorial: Ediciones B
Precio: 20 euros
Sinopsis:
Breq, un
enigmático personaje de formación militar, ha llegado hasta el remoto y frío
planeta de Nilt en busca de un objetivo que persigue desde los últimos
diecinueve años. Pero antes de alcanzar su meta, se encontrará con la
inesperada presencia de Seivarden Vendaai,
una humana radchaai a la que creía muerta hace mil años y que conoció
cuando Breq era la nave de guerra Justicia
de Toren, con una inteligencia artificial que conectaba y controlada a
miles de soldados del Imperio Radch.
Esta es la primera
novela de Ann Leckie, autora norteamericana, hasta hace poco una auténtica
desconocida. Gracias a su singular y atractiva trama, ha ganado los más
importantes premios de ciencia-ficción: Hugo, Nebula, Arthur C.Clarke, Locus y
BSFA. Confieso que semejante tarjeta de presentación me llamó la atención como
devoradora que soy de ciencia-ficción. Pero no fue el rosario de premios lo que
me empujó a lanzarme a su lectura, después de muchas experiencias nefastas, soy
bastante escéptica en cuanto a los galardones literarios y el proceder al
otorgarlos. No, los premios nunca me impulsan a leer nada. Sin embargo, en la
sinopsis de la editorial se hablaba de un
ardiente deseo de venganza que gobierna las acciones de Breq. Venganza, de este concepto me gusta
hasta la sonoridad del vocablo en sí. Ya sé, debería ser más budista y confiar
en que el karma lo arregle todo, pero me es imposible adorar toda historia cuyo
eje sea una venganza, un resarcimiento o a veces una simple limpieza del honor injustamente
manchado, por arcaico que esto pueda sonar. Teniendo esto en cuenta, se hace
obvio que adore historias como El conde
de Montecristo, Las cuatro plumas o, en otro orden de cosas, la crudeza del
cuentito Vendetta de Guy de
Maupassant. Sin olvidar la increíble novela gráfica de Alan Moore, "V de
Vendetta". Venganza, es un sentimiento tan humano, que aunque no
compartas, tiendes a entender. En Justicia
auxiliar no sólo lo vas a entender, también vas a ser partícipe de él, como
no podría ser de otra forma una vez que los hechos que motivan esta venganza
queden expuestos. Aunque lo singular aquí, es que la que sufre esta sed de
venganza no es una criatura humana, sino una inteligencia artificial encerrada
en un cuerpo humano bajo el nombre falso de Breq de Gerentate.
La verdad es que
después de leer numerosas historias sobre cómo una inteligencia artificial
cobra conciencia de sí misma y actúa de una manera más humana que los propios
hombres, me aburro bastante con este tipo de planteamiento. Pero, desde luego,
no puedo decirlo de Justicia auxiliar.
Y esto se debe, principalmente, a que la autora no se para a debatir sobre la
naturaleza humana y cómo una máquina puede asimilarla, sino que la novela se
centra en la acción, en desvelar la misteriosa historia del pasado de Breq,
cuando era el crucero de batalla Justicia de Toren y se encargaba de atender a
numerosos soldados humanos y auxiliares. Es importante que explique un poco qué
es un auxiliar, puesto que el mismo
título incluye este concepto de los mundos de Ann Leckie. Los auxiliares son
cuerpos humanos procedentes de los enemigos prisioneros del Radch. Tales dejan
de vivir como personas para renacer como soldados serviciales y apéndices de la
gran inteligencia artificial de la nave en la que son asignados. Marionetas
útiles sin mente individual, zombis sin capacidad de cuestionar las órdenes de
sus superiores humanas y en última instancia del gran emperador o Lord del
Radch. En este sentido, Breq no sólo fue la nave Justicia de Toren, también fue Esk Una, una auxiliar muy ligada a la
teniente Awn a la que sirve, el personaje que motiva su deseo de venganza.
Uno de los aspectos a
destacar de la novela, que quizás por ello pueda resultar confusa en su lectura
inicial, es que los humanos del Radch no hacen distinción de sexo en su
lenguaje, en su civilización todo responde, a la hora de designar, al género
femenino. Un detalle curioso, que al principio puede parecer extraño, pero que
según avanza la historia pasa a un segundo plano y carece de importancia saber
si Breq, Awn, Seivarden... o cualquier otro personaje, es en realidad hombre o
mujer, si bien hay pistas que indican qué es cada cual. Lo cierto es que yo me
sentí cómoda con esta peculiaridad y con la sonoridad musical de los nombres
radchaai.
A parte de la adictiva
trama, Ann Leckie da forma a todo un imperio galáctico, el del Radch, de lo más
coherente y llamativo, te deja con deseos de saber mucho más de su historia
pasada, su estructura, sus costumbres, su religión... Para recrear el Radch, su
autora ha tomado elementos de la Roma antigua, especialmente en lo que se
refiere a su política expansión y posterior asimilación de los territorios
conquistados. Los habitantes de planetas rendidos ante el poder militar del
Radch pasarán, tras el tiempo de la anexión, a ser ciudadanos radchaais de
pleno derecho. Por supuesto, dentro de las clases sociales radchaais hay
estratos, entre las casas más antiguas y adineradas y el resto que tienden a
servir (aceptar ser clientes, se
denomina en la novela) a las primeras. Un paralelismo entre los patricios y los
plebeyos de Roma, así como los conflictos que fueron en aumento según se
expandía más esta civilización y la necesidad de encontrar el equilibrio de
poderes.
La historia te atrapa
desde el principio por todas estas características originales y por un ritmo
parejo al de una buena película de western con elementos del género negro. Si
bien es cierto que una vez que se pone de manifiesto el móvil de Breq, el final
se antoja predecible, aunque no por ello deja de ser deseable. Es una de las
pequeñas pegas que he de objetar a esta brillante novela, hubiera deseado un
final más impactante, incluso más épico.
Personalmente he leído libros de
ciencia-ficción que hubieran merecido tantos premios como esta novela y por
desgracia no ha sido así, aunque he disfrutado mucho conociendo los mundos de
Ann Leckie, no tengo claro si es merecedora de tantos galardones. Yo esperaba
mucho más de su trama y sus personajes (si bien adoro la transformación de
Seivarden). Me temo que esto es más culpa mía y de mis ideas preconcebidas,
pues creía que Justicia auxiliar, se
englobaba más en el subgénero de la space-opera, y era más cercana a las obras
de mis adoradas y siempre geniales Lois McMaster Bujold y C.J. Cherryh. Aunque
ahora que sé que está lejos de equipararse a los mundos de Vorkosigan y de
Chanur, disfrutaré más la lectura de la segunda parte de esta trilogía del
imperio Radch. Espero que la autora también nos desvele más datos del pasado
humano de Breq, de los diecinueve años que transcurren hasta la culminación de
su venganza, viviendo en mundos tan misteriosos como la Tétrada de Itran.