Doña Juana de Castilla

domingo, 31 de mayo de 2015



Ficha bibliográfica:
 

Título: Doña Juana de Castilla
Editorial: Mármara

Autor: Jakob Wassermann
Precio: 11.90 €


Hoy vengo a traeros la pequeña reseña de un minúsculo libro en tamaño, que no en contenido. Se trata de Doña Juana de Castilla, la tarjeta de presentación de una nueva editorial independiente que pretende rescatar del pasado joyas literarias olvidadas y defender otras más actuales que merecen un lugar en el panorama editorial.

Doña Juana de Castilla es un librito de apenas 84 páginas que se lee en un momento y cuya intensidad deja un poso en el alma de cualquier buen lector por la prosa elegante y poética de su autor. Jakob Wassermann (1873-1934) era un escritor austriaco de origen judío obsesionado por el concepto de la justicia y con un marcado apego a la necesidad de moralidad humana.

Muchas de sus historias de carácter histórico están ambientadas en España. Claro ejemplo es esta Doña Juana de Castilla, más conocida en nuestra tradición como Juana La Loca. Este curioso personaje, hija de los Reyes Católicos, sufrió gran parte de su vida una reclusión no exenta de malos tratos propiciada primero por su padre, el rey Fernando, y más tarde por su hijo, el también rey, Carlos I. Ambos monarcas, alegando la supuesta demencia de Doña Juana, la privaron de su derecho a ejercer como reina y la encerraron en el palacio-cárcel de Tordesillas. Oficialmente se declaró a Doña Juana como no apta para ejercer de reina por sufrir una enfermedad mental, agravada por la melancolía de perder a su esposo y gran amor Felipe, archiduque de Austria, conocido como Felipe El Hermoso. Si bien es cierto que Doña Juana pudo haber sufrido alguna aguda depresión por la muerte de su amado, documentos encontrados en el archivo de Simancas a finales del S.XIX, demuestran que fueron intrigas palaciegas las causantes de la usurpación de su derecho al trono por parte de su padre y luego su propio hijo, al margen del estado mental de Doña Juana. Aunque sorprenden dos aspectos reales de la vida de esta maltratada y enigmática mujer: uno, y más conocido, sus celos patológicos y otro, menos conocido, su falta de interés por la religión católica, aspecto que alarmó primero a su beata madre y posteriormente a su hijo Carlos, que incluso llegó a ordenar que se la obligara a acudir a misa y confesarse bajo tortura, si era necesario.

La vida de Doña Juana, desde luego, no fue una existencia dichosa, sometida como infanta, mujer y madre a imposiciones e incluso castigos, hasta su solitaria muerte después de años encerrada en Tordesillas.

Jakob Wassermann, en su pequeño cuento histórico, no recoge fielmente estos hechos, pero sí incide en el personaje casi desconocido de esta reina marcada por su falta de fe religiosa y el enorme amor que profesaba a su marido.

La narración de Wassermann, preñada de lirismo,  se adentra en el atormentado corazón y el alma rota de Doña Juana, recreando una atmósfera más propia del cuento gótico de terror más clásico, que la narrativa puramente realista. La atmósfera, en ocasiones, especialmente al final de la historia, se hace inquietante y emotiva a la vez. Doña Juana no deja de ser un personaje terriblemente mundano, pese al halo onírico que parece rodearle. Me reitero al recomendar la lectura de este pequeño cuento oscuro y humano, más de uno, tras su lectura, sentirá deseos de conocer más el personaje histórico de nuestra Doña Juana de Castilla.



¡A la Feria del Libro de Madrid! Blogger Lit Con Tag | Little Geeks

miércoles, 27 de mayo de 2015


Sólo quedan unos días para que comience la Feria del Libro de Madrid. Como soy librera, a mí me tocará estar trabajando más de un día. Además, mis queridas chicas del equipo Azul estarán dando folletos con los seis primeros capítulos de mi novela: Azul, el poder de un nombre, durante la quedada Blogger del sábado 6 de junio. Ojalá pueda coincidir con alguno de vosotros en persona. La librería donde trabajo y podéis encontrarme casi todos los días de Feria es el stand nº 145 (Librería Lobo Flaco) 



Aprovecho también para dejarles aquí el vídeo de mis grandes amigas Andrea y María, donde hablan de su experiencia en la quedada Blog y de lo que hará el equipo Azul.  ¡Nos vemos y nos leemos! Besos mil.



Tuerto, maldito y enamorado

lunes, 25 de mayo de 2015



Ficha bibliográfica:

Título: Tuerto, maldito y enamorado

Autor: Rosa Huertas

Editorial: Edelvives

Precio: 9.90 € 


Sinopsis: Elisa es una adolescente no muy popular, que vive en pleno Madrid de los Austrias. Un día, para su gran sorpresa y mayor susto, tropieza en la biblioteca de su instituto con un fantasma tuerto, condenado por una maldición. La joven decide ayudar a esta alma en pena a liberarse, pero no lo va a tener fácil, pues antes habrá de resolver los enigmas que se ocultan tras una historia de amor prohibido en la que el propio Lope de Vega formó parte. Además, la pobre Elisa tendrá que resolver su propia relación sentimental con su amigo Ricardo.


No puedo negarlo, Rosa Huertas es una de mis autoras favoritas de literatura juvenil, una de las mejores de este país, aunque, por desgracia, no es tan conocida como se merece. Tuve la suerte de leer este libro antes incluso de que se publicara, en el año 2009 cuando actuaba como lectora de los Premios Gran Angular que se otorgarían en el año siguiente. Valoré dicho manuscrito como apto para el premio, y si finalmente no lo ganó, fue porque antes de fallarse el de SM lo hizo el de Edelvives Alandar y Rosa se hizo con él. Pero ahí no quedó mi historia con este libro y su autora. Para mayor suerte conocí a Rosa Huertas en la Feria del Libro de 2010, de pura casualidad, todo hay que decirlo, cuando se acercó a la caseta de la librería donde trabajo. Empecé a hablar con ella de los libros juveniles, sin saber quién era y cuando me dijo su nombre y me habló de su libro Tuerto, maldito y enamorado, la sorpresa llegó por partida doble. Para ella, porque yo me había leído su libro antes de publicarse, y para mí por conocerla en persona. Desde entonces la considero una amiga, más allá de lo mucho que me gusta leerla, todos sus libros juveniles me han aportado una u otra cosa, especialmente me dejó sin palabras la historia emotiva de Los héroes son mentira, un testimonio real lleno de sentimiento y con una prosa exquisita, disfrutable tanto por jóvenes como por adultos.

Sin embargo, quizá por mi historia con él, mantengo a Tuerto, maldito y enamorado, como mi libro favorito de Rosa Huertas. Para mí es un libro redondo, pues no sólo tiene una historia trepidante, que te atrapa desde el primer momento, si no que conjuga a la perfección el universo sobrenatural del espectro maldito con el mundo real de ese Madrid de los Austrias. La historia bucea entre el pasado y el presente de las localizaciones con una maestría absoluta y, tanto si conoces Madrid como si no, te hará viajar a todos y cada uno de los rincones que presenta. Es un libro con historias de amor, con acción, con sentimientos, con personajes bien construidos, creíbles e interesantes. En definitiva, un libro vivo cien por cien al que sólo reprocho que sea tan cortito (235 páginas, leídas en un suspiro). Pero además, el libro cuenta con el alma de la autora en su interior, como todas las historias de Rosa, y esto se deja ver, no sólo en la prosa empleada, cuidada y a la vez sencilla, sino también en su vocación educadora. Rosa Huertas ejerce de profesora de Lengua y Literatura en educación secundaria, conociéndola, sólo puedo sentir envidia de sus alumnos por no haberla tenido yo de maestra. Este hecho y su pasión por tratar de impartir su asignatura con entusiasmo contagioso, recurriendo a sus propias palabras, son claros cuando nos adentrarnos en sus libros. En la mayoría de ellos la autora nos hará partícipe de conocimientos sobre escritores reales, concretamente, en Tuerto, maldito y enamorado, Rosa nos habla de la figura curiosa de Lope de Vega. Pero lo mejor de tenerla de maestra a través de sus libros, es que imparte sus enseñanzas de forma amena y natural, de manera que mientras los lees no tienes la sensación de algo didáctico y aburrido, todo queda perfectamente conjuntado con la trama principal y los personajes ficticios creados por la autora. Nada de artificio sobrante, metido a presión.

En definitiva, si aún no conocéis a esta gran escritora y no habéis leído nada de ella, deberías ir corriendo a hacerlo, no os arrepentiréis y vais a disfrutar mucho con su lectura.


¡Quedan pocos días para apuntarse a nuestro primer sorteo!

sábado, 23 de mayo de 2015

¡Hola a tod@s!

Esta breve entrada es para recordaros que quedan pocos días para conocer el ganador de nuestro sorteo de inauguración, aquí os dejo las bases como recordatorio:

¡Bienvenidos a la comunidad Azul!
Este blog está dedicado a daros a conocer mis libros, con todos sus variopintos mundos y personajes. Además, aprovecharemos Petronila, yo y los demás tripulantes que se suban a nuestra nave, para comentar libros, cómics, películas, series de televisión... que nos hayan marcado para bien o para mal. Animaos a participar en nuestros viajes, os prometemos aventuras extraordinarias.
También contaremos con sorteos y queremos estrenarnos regalando un ejemplar del libro "El corredor del laberinto" 





Participar en el sorteo es muy sencillo, todos los participantes recibiréis un punto para participar pero serán necesarios los siguientes requisitos:

  • El sorteo es de ámbito nacional (Península y Canarias).
  • Es necesario ser seguidor del blog.
  • Es necesario darle Me gusta a nuestra página de Facebook.
  • Es necesario dejar un comentario en esta misma entrada. 

¡Además, todo el publicite el sorteo por twitter ganará un punto adicional!
    Cualquiera que no cumpla los requisitos no podrá participar.

    En el comentario se debe añadir:
       - El nick del participante.
       - El link al perfil de blogger (para poder comprobar si sois seguidores).
       - Vuestro nombre en Facebook.
      - Link de la publicación de twitter (no es obligatorio, solo es para tener un punto más)


    Ante cualquier duda podéis dejarnos un mail a la siguiente dirección: elpoderdedunnombre@gmail.com

    El fallo del sorteo se realizará el 1 de junio a través de la página random.org.

    Esperamos que tengáis mucha suerte y ojalá os guste la iniciativa en la que estamos trabajando. 
    No dudéis en embarcaros a nuestro viaje.

    ¡Gracias por visitar nuestros universos!

    Battle Royale

    miércoles, 20 de mayo de 2015



    Ficha bibliográfica:
     Título: Battle Royale 
    Editorial: Planeta (Booket)
    Precio: 12.95 €
    Autor: Koushun Takami


    Sinopsis:

    Nos encontramos en la Gran República del Asia Oriental (anteriormente conocida como Japón), un territorio sometido a una dictadura y controlado por un férreo sistema policial. Cada cierto tiempo, el gobierno elige a una clase de alumnos en sus últimos años de instituto para combatir en el juego conocido como Battle Royale. El juego se desarrolla en una isla previamente desalojada de todos sus habitantes y marcada por zonas, algunas de estas son mortales de manera aleatoria. Cada estudiante participante recibe una mochila con un mapa, algo de comida y agua, una linterna y un arma al azar (u objeto que se supone puede usarse como tal). Cada joven lleva colocado en el cuello un collarín que explota en caso de que intente escapar, haga trampas o se encuentre en zona prohibida. A los organizadores no les gusta que los estudiantes se unan por grupos, pretenden que cada uno de ellos marche independiente y hacen lo posible para que así sea.  El juego termina cuando sólo queda un vencedor o vencedora, sólo un estudiante puede quedar vivo.


    A los que aún no conozcáis este libro apuesto a que os habrá llegado el eco de novela distópica con resonancias de Los Juegos del Hambre. Pues no os apresuréis a juzgarlo como plagio o como libro a la estela de los de Suzanne Collins, pues lo cierto es que Battle Royale es anterior, concretamente se publicó en Japón en 1999. No seré yo la que polemice sobre si Suzanne Collins se basó o no en este fantástico libro. Para ser justos, ya en 1979 Stephen King, bajo el seudónimo de Richard Bachman publicó una maravillosa novela para jóvenes titulada La larga marcha. Os contaré el argumento de esta novela de King, por si volvéis a oír ecos: Cada año cien adolescentes son obligados a participar en el deporte nacional de un distópico EEUU, dirigido por una oscura figura conocida como El Comandante. Dicho deporte, llamado la larga marcha, consiste en una caminata desde Canadá a la costa este de EEUU, sin paradas, sin descansos y marcando un ritmo fijo sin cesar, salirse de las normas supone la muerte por ejecución directa, aunque muchos mueren sólo por el esfuerzo físico y mental o sus consecuencias. No hay una meta clara, la marcha termina cuando sólo queda un ganador que recibe el premio que desee por el resto de su vida. Bueno, a estas alturas de mi reseña ya no parece tan original el planteamiento de Los Juegos del Hambre, me temo que el dicho no hay nada nuevo, salvo lo que se olvida es bastante acertado. Y que conste que disfruté mucho con la lectura de Los Juegos del Hambre (al menos de sus dos primeras entregas), aunque sigo odiando Sinsajo. Sinceramente, no parece ni estar escrito por la misma autora de los dos primeros libros, esa forma acelerada de rematar malamente todo, ese cambio repentino de las mentalidades y particularidades de sus protagonistas que parecen otros, muertes ridículas y poco épicas de más de un personaje... En fin, no vengo hoy a hablaros de Sinsajo, sino de algo infinitamente mejor: Battle Royale.

    Lo que más asusta de esta historia cuando empiezas a leerla no son todas las escenas violentas o gores que describe, si no la lista de 42 nombres japoneses (21 chicos y 21 chicas) que participan en el juego. Al principio no haces más que pensar, cielos, cómo me voy a acordar de quién es quién con estos nombres. Pues no os preocupéis, en cuanto la novela avanza, y lo hace a un ritmo mortal y trepidante, enseguida te aprendes los nombres, al menos los de los protagonistas más destacados (Shogo y Shuya, cómo os amo a los dos). La historia no tiene un componente épico tan marcado como Los juegos del hambre, los personajes no tienen el halo de heroína de Katniss, aunque el final de Battle Royale, que por supuesto no voy a revelaros, con sacrificio incluido, es glorioso. Lo que sí tiene esta historia es una marcada crítica ético-moral a nuestra adoración por la competitividad individual, lo que desde su publicación le otorgó la fama de novela polémica y de culto.

    Lo mejor, sin duda, al margen de los pensamientos filosóficos y las opiniones que desprende, son los personajes que pueblan estas páginas. Los hay de todo tipo dentro de la raza humana que representan: salvajes, sádicos, perturbados en mayor o menor grado, normales, sentimentalistas... Todos metidos a presión en una olla mortal que provoca situaciones cargadas de humanidad, para bien o para mal, que el autor nos muestra con una pericia que enmudece al lector. Hay muchas secuencias crudas y crueles, no os lo puedo ocultar, como hay escenas del más tierno amor, de amistad y de enorme emoción, porque la raza humana, en situaciones extremas, es capaz de lo mejor y lo peor. Y este libro da fe de ella con una historia que atrapa desde la página uno y que no puedes aparcar hasta su final.

    Lo peor de la novela, aunque no debéis privaros de su lectura por algo tan poco significativo dentro del conjunto total, es que la prosa del autor no es demasiado elegante y sí algo repetitiva, además de ciertos matices machistas al describir algunas escenas o personajes. Pero me temo que esto último es inevitable, teniendo en cuenta la nacionalidad japonesa del autor.

    Tras el éxito del libro, se hicieron dos películas y un manga de varios volúmenes basado en la novela. Tanto las películas, como los cómics difieren en varios aspectos respecto al libro original, especialmente en el tratamiento de ciertos personajes y sus acciones.
    Yo os recomiendo, encarecidamente, que si queréis adentraros en el universo de Battle Royale, empecéis por el maravilloso libro, no apto para estómagos sensibles.



    Seraphina

    viernes, 15 de mayo de 2015



    Ficha bibliográfica:
                Título: Seraphina
     Autor: Rachel Hartman
    Editorial: Nocturna
    Precio: 17 €


    Sinopsis: El príncipe Rufus, heredero del trono del reino humano de Goredd, ha sido salvajemente asesinado, y son muchos los que piensan que el autor del crimen es del reino de los dragones de Tanamoot. De ser eso cierto, la inestable paz lograda con un tratado entre humanos y dragones, sellado hace cuarenta años, puede ser destruida. Seraphina, una joven inteligente que acaba de conseguir trabajo como música de la corte de Goredd, deberá ayudar al príncipe y capitán de la guardia, Lucian Kiggs. Han de resolver el horrible crimen, mientras luchan contra intrigas palaciegas y sus propios secretos.


    Este podría ser un libro redondo, pero por desgracia no lo es. No puedo decir que me haya aburrido su lectura, pero no me ha apasionado y no ardo en deseos de leer la segunda parte que concluye esta historia. He de reconocer que me gusta la imaginación que despliega la autora, es capaz de crear un nuevo mundo con unos dragones originales y no vistos antes. Son dragones que, además de responder a las características físicas habituales de su mitología más clásica, poseen una enorme inteligencia como matemáticos y son unos filósofos muy peculiares. Hace años abandonaron su ansia de atesorar monedas de oro, como lo haría mi querido Smaug de Tolkien, para preocuparse más por acumular conocimientos. Igualmente, hace muchos años han descubierto la capacidad de transformar sus cuerpos en humanos, para poder experimentar como tales. Los dragones se sienten desconcertados ante la importancia de las emociones para los humanos, ellos desprecian cualquier sentimentalismo y ven en el amor una enfermedad. Pero pese a ello, les atrae la capacidad humana para crear cosas, como la música.
    Me gustan estos nuevos dragones, pero el problema es que no me los acabo de creer, ya que la autora no se molesta en dar ninguna explicación a cómo es posible que se transformen en humanos. No sabemos si es algún tipo de magia sobrenatural como la mutación de un hombre lobo o qué. La verdad es que en ningún momento del libro se insinúa que exista algo de magia en estos mundos de Seraphina, si bien la sinopsis de la editorial lo describe como reino mágico y sombrío. Es más, si estos dragones son seres tan matemáticos, tan racionales que conocen hasta la electricidad (os recuerdo que la ambientación es medieval), tampoco parece muy lógico que la transformación sea pura magia. En este sentido creo que la autora ha errado al recurrir a un escenario más propio de la Edad Media, con dragones escupe-fuego que luchan contra caballeros, para localizar su historia. Los avances tecnológicos de los que hacen gala estos dragones podrían cobrar más sentido en una galaxia muy lejana.
    Otra de las incongruencias de la historia es que los dragones partidarios de romper el tratado de paz con los humanos hayan tardado tanto en dar la cara. Algo sólo explicable porque necesitábamos este tiempo para que la protagonista de esta historia sea ya una jovencita crecida y pueda tomar parte en la misma.
    El triángulo amoroso que aparece en la historia tampoco me ha resultado atractivo ni bien construido. No acabo de entender que dos primos hermanos estén prometidos, ¿cómo puede ser que no exista otro candidato a marido para la princesa más allá de su primo? Es preferible la unión de humanos y dragones que tan prohibida está. Pero claro, la autora se vale del compromiso entre los primos, para validar el drama del amor maldito de Seraphina por partida doble (lo siento, pero no quiero hacer spoiler y comentar cuál es esa partida doble, aunque os aseguro que en el libro se ve pronto).
    Podría comentaros otras incoherencias menores de la trama, pero no lo haré con el fin de no revelaros muchos aspectos de la historia. Sí os diré que la intriga palaciega que prometía la novela, a raíz del asesinato del príncipe, me ha resultado mejorable, empalidece al lado de libros como La maldición de Chalion de mi adorada Lois MacMaster Bujold.
    La prosa de la autora es bastante buena, aunque me hubiera gustado que describiera mejor los momentos de acción dotándolos de más épica. Es una pena que abunde a la hora de describir detalles de la música que rodea a la historia, o de la ropa de los personajes y que sin embargo no describa demasiado otros escenarios de la trama. A veces, esta falta de descripción, me ha sacado de la lectura, me ha confundido, provocando que tuviera que volver a leer párrafos anteriores.
    Además, es una lástima que pese a la cuidada edición, con una portada tan atractiva, el brillo del título desaparezca a los pocos días con el roce habitual. Como es mejorable la corrección editorial, con varias erratas tipográficas que deslucen un producto semejante.
    Eso sí, admitir que, aparte del universo imaginativo de la autora, me ha gustado mucho el personaje de Orma y su relación con Seraphina.
    En fin, recomiendo esta novela a todo lector amante de la literatura fantástica y adorador de dragones, y menos tiquismiquis que yo.

    Mis cinco romances favoritos de la literatura fantástica

    lunes, 11 de mayo de 2015



    Como lectora no soy especialmente romántica. Respeto este género literario, como respeto cualquier otro. Hacer lo contrario sería ridículo e hipócrita, teniendo en cuenta que mis lecturas favoritas son las historias de literatura fantástica, un género a menudo despreciado como si fuera literatura menor. Como buena lectora suelo leer de casi todo, nunca hay que despreciar la oportunidad de disfrutar de una buena historia, sin tener en cuenta la etiqueta de clasificación que los críticos literarios le hayan otorgado. Pero claro, como todo el mundo a la hora de leer siempre tengo mis preferencias. La literatura meramente romántica no está entre ellas. Aunque no quiero que nadie piense que yo no tengo mi corazoncito y disfruto de una buena historia de amor, en mi novela Azul, el poder de un nombre, también hay mucho amor. Por ello quiero confesaros cuáles son mis cinco romances favoritos que tienen lugar en libros de literatura fantástica. Son historias de amor y mucho más, pues el libro en el que están incluidas no se centra sólo en ellas y es por ello que las tengo clavadas en mi alma lectora.


    1. La princesa prometida, sí, el libro, no la película. Aunque esta última es maravillosa os aseguro que el libro lo es aún más. Escrito por William Goldman en 1973, él mismo se ocupó, muy acertadamente, del guión de la película. Imagino que la mayoría de vosotros conoceréis la historia, pero me permito resumírosla:
    La joven y hermosa Buttercup y su mozo de cuadra Westley se enamoran perdidamente y se juran amor eterno. Pero el joven decide marcharse a hacer fortuna y poder casarse con su amada. Buttercup recibe la noticia de que el temible pirata Roberts, que nunca toma prisioneros, ha atacado el barco de su amado. Creyéndole muerto, promete no amar jamás a otro hombre, aunque al cabo de un tiempo es obligada a aceptar casarse con el cruel príncipe Humperdinck del reino de Florín. Un poco antes de que se celebre esta boda, la princesa es raptada por un grupo de tres curiosos individuos. Pero por sorpresa y de la nada, estos son perseguidos por un misterioso tipo enmascarado que pretende liberar a Buttercup.


    Este maravilloso cuento de escenarios medievales y mágicos, está repleto de emoción, humor y aderezado con unos personajes inolvidables, gracias a sus ingeniosos diálogos y las situaciones por las que atraviesan. La escena de los Acantilados de la Locura es sólo una muestra de ello. Este libro es un ya un clásico de la aventura fantástica, repleto a su vez de homenajes a narraciones clásicas.

    -Westley, si me estás tomando el pelo, te mataré.-¿Cómo puedes soñar si quiera que te esté tomando el pelo?-Es que no me has dicho que me quieres ni una sola vez.-¿Es todo lo que necesitas? Sencillo. Te quiero. ¿De acuerdo? ¿Quieres que te lo diga en voz alta? Te quiero ¿Quieres que te lo deletree? T-e-q-u-i-e-r-o ¿Quieres que te lo diga al revés? Quiérote 

    2. Más allá de los sueños, sí, de nuevo, el libro, no la emotiva película protagonizada por el malogrado Robin Williams. Escrito por Richard Matheson, uno de mis autores favoritos, en 1978. Me ha sido muy complicado decidirme entre este título y su otra novela En algún lugar del tiempo. En ambas la magistral pluma e imaginación de Matheson nos narra dos historias de amor imperecederas y profundamente conmovedoras. En la elegida, los amantes están separados por la muerte, en la segunda, por el tiempo. Al final me he inclinado por la muerte, frente al viaje en el tiempo, pese a lo mucho que adoro este tipo de aventuras temporales. Pero creo que un descenso al infierno por amor, supera a una marcha al pasado.
    La historia de Más allá de los sueños comienza con la muerte del protagonista, Chris Nielsen, en un accidente. Tras que Chris ha aceptado su propia muerte, le acompañamos a su nueva existencia en el cielo. Un cielo que viene a ser la representación del lugar ideal de reposo de cada uno, donde puede reencontrarse con sus seres queridos, ya muertos, si se desea y ser feliz haciendo lo que más nos guste. Pero Chris no puede sentirse feliz del todo sin su amada esposa Annie, aunque se resigna a esperar que está le acompañe a su muerte. Annie muere, pero no va a reunirse con Chris, las puertas del cielo están cerradas para ella, porque se ha suicidado al no soportar vivir sin su marido. Chris arriesgará su propia alma para ir al infierno a buscar a Annie, para volver a estar a su lado y salvarla de su tortura.
    La maravilla de esta novela, no es tanto la historia del profundo amor de los protagonistas, como la recreación que hace Matheson del cielo, el infierno y, en definitiva, la vida del más allá. Como agnóstica que soy, adoro la concepción de Matheson, su creencia de lo que podría haber al otro lado, así como sus reflexiones, un tanto budistas, sobre lo que en realidad es la vida y las transformaciones que puede llegar a sufrir nuestra alma. La idea del vínculo entre las personas, que han nacido y siguen reencarnándose para estar juntas, es de una belleza estremecedora.

    Durante unos segundos, estuvimos juntos. La levanté, la rodeé con mis brazos y ella hizo lo mismo. Nos fundimos en el abrazo.De repente se apartó de mí con expresión horrorizada.-Ahora ya no te puedes marchar de aquí.-No importa. -Reí y lloré al mismo tiempo-. No importa, Ann. El Cielo no sería el Cielo sin ti.Y justo antes de que las tinieblas me arrebataran la consciencia, hablé por última vez con mi esposa, mi vida, mi preciosa Anna. Le susurré mis últimas palabras:-Que este infierno sea nuestro cielo.


    3. El Señor de los Anillos, vol.3: El retorno del rey. Desde luego no estoy hablando para nada de la película y sí de este maravilloso broche de la mejor trilogía de fantasía de todos los tiempos. Si alguno no ha leído estos libros, le aconsejo que corra a hacerlo. Imagino que se os hace difícil creer que en este libro yace una de las más hermosas historias de amor de la literatura. La mayoría, en gran parte contaminados por las películas, creerán que voy a comentar a la pareja Aragorn y Arwen, pues no. Ya sé que Aragorn es uno de los principales protagonistas de este última parte de la saga, no en vano el propio título hace referencia a su persona. También sé que muchos de vosotros adoráis a los elfos, aunque, personalmente, yo soy incondicional de los hobbits. Sin embargo, no os traigo en este momento ni a unos ni a otros. Mi historia de amor favorita de El Señor de los Anillos es la protagonizada por dos humanos: Faramir y Eówyn. Os confieso que son dos de mis personajes favoritos de los tres libros, junto con el pobre demente Gollum.

    Para poneros en referencia, aunque muchos de vosotros estaréis al tanto: Faramir es el hermano menor de Boromir y segundo hijo de Denethor II, senescal de Gondor. Es un hombre apuesto, erudito y noble, que gusta de cultivar la ciencia y la música. Algunos, incluido su padre, le consideran, por su afán de conocimientos, más débil que su hermano mayor. Sin embargo, Faramir es valiente y un gran líder guerrero que asume con coraje su lucha contra las hordas de Sauron. El propio Tolkien aseguraba que era el personaje que más pudiera parecérsele.
    Y luego está Éowyn, creo que cualquier cosa que os pueda decir de ella será exigua a la hora de describirla como personaje. Es una de las pocas féminas que salen en El Señor de los Anillos, y, aunque lo hace brevemente, su fuerza e importancia es indudable. En su presentación la vemos como una noble del reino de Rohan, sobrina del rey Théoden. Tolkien la describe como una bella doncella guerrera, frustrada por no poder luchar como un hombre en defensa de su pueblo. No quiero contaros más de ella, porque es mejor que leáis la maravillosa transformación que sufre este personaje.
    Faramir y Éowyn se conocen en las Casas de Curación de Minas Tirith. Allí ambos se enamoran y ese sentimiento les hace vencer sus demonios del pasado y aceptar todo lo que son.

    ... Soy una doncella guerrera y mi mano no es suave. Pero os agradezco que me permitáis al menos no permanecer encerrada en mi estancia. Por gracia del Senescal de la Ciudad podré caminar al aire libre.Y con una reverencia dio media vuelta y regresó a la casa. Pero Faramir continuó caminando a solas por el jardín durante largo rato, y ahora volvía los ojos más a menudo a la casa que a los muros del este.


    4. Fragmentos de honor, no, éste no tiene película. Tengo que confesaros que este el probablemente el libro que más he releído en todo mi existencia, no puedo recordar las veces que lo he hecho y, seguramente, en unos meses lo volveré a leer. No tengo que deciros que es unos de mis libros favoritos y que su autora, Lois McMaster Bujold, una de mis preferidas. Esta es una historia de ciencia-ficción, concretamente de space-opera moderna, uno de mis géneros más cultivados. Nos encontramos ante la primera entrega de una de mis serie predilectas de aventuras espaciales: la de Miles Vorkosigan. Y en esta primera historia se nos presenta a los que se convertirán en padres de este carismático y atípico héroe. No puedo deciros con palabras lo mucho que amo a los padres de Miles. Primero a Cordelia Naismith, una mujer fuerte e inteligente, aunque no especialmente atractiva y luego a mi adorado Aral Vorkosigan, que es todo un caballero valiente, pese a ser poco agraciado.
    Ambos personajes protagonistas desprenden una energía arrolladora, aunque no son los únicos que lucen en la historia. Son muchas las ocasiones que envidio a Bujold por su capacidad para crear personajes tan sólidos y tan atrayentes, alejados de tópicos y de gran profundidad. Leer las creaciones de Bujold es una experiencia increíble, que recomiendo a todo buen lector.

    En la novela, Cordelia y Aral son, a su pesar y por azares del destino, dos enemigos enfrentados, ya que está a punto de estallar una guerra entre la Colonia Beta, hogar de ella y Barrayar. Su encuentro no sólo supone su presentación personal, sino también el cruce de dos culturas antagónicas: por una parte tenemos a Colonia Beta, el hogar de Cordelia, un mundo más avanzado y progresista que la cerrada y militarizada sociedad de Barrayar, regida por castas Vor. La novela está plagada de intrigas y traiciones, y aderezada con personajes secundarios tanto humanamente detestables como admirables, empezando por el depravado Vorrutyer. Me cuesta mucho decidir en qué novela amo más a los protagonistas de Bujold, si en esta o en Barrayar, magnífica continuación de Fragmentos de honor. Tanto en una como en otra, la historia de amor de Aral y Cordelia es fascinante y a la vez tan coherente  y sólida, pese a todas las maquinaciones políticas que les asedian y sus propias diferencias. 

    Ella consideró la historia como una especie de extraño regalo con púas, demasiado frágil para dejarlo caer, demasiado doloroso para sujetarlo. Él se tendió, silencioso de nuevo, y ella volvió a recorrer el claro, escuchando en el borde del bosquecillo un silencio tan profundo que el rugir de la sangre en sus oídos parecía ahogarlo todo. Cuando contempló la ronda, Vorkosigan estaba dormido, inquieto y agitándose de fiebre. Cordelia tomó una de las mantas medio quemadas de Dubauer y lo tapó con ella.


    5. La Materia Oscura, vol.3: El catalejo lacado. Tampoco hay película en este caso, si bien sí se llevó a la pantalla la primera parte de la trilogía, Luces del norte, bajo el título La brújula dorada, pero con un escaso éxito que impidió seguir convirtiendo en películas el resto de la serie. Esta novela es el maravilloso broche final de la grandiosa trilogía escrita por Philip Pullman.
    Puesto que se trata del volumen tercero y final de una saga, procuraré no desvelar mucho de la historia en sí, evitando hacer spoiler de la serie. En esta historia se desvelan dos grandes romances, uno que no voy a exponer para mantener la sorpresa de todo el que aún no lo haya leído. La otra historia de amor es la de los protagonistas Lyra y Will, que si bien proceden de mundos dimensionales diferentes, comparten un doloroso destino. Los jóvenes concluirán su aventura en el país de los muertos, no sin antes enfrentarse a peligros y descubrir que nada ni nadie es lo que parece. He de confesar que lloré mucho con la historia de amor de estos dos jóvenes héroes, después de todo lo que compartí con ellos en sus viajes.
    La historia vuelve a contar con personajes de gran fuerza como Lord Asriel y la señora Coulter. Así como nuevos personajes secundarios de lo más interesantes (el demente padre Gómez o la científica Mary Malone). Todos ellos, perfectamente coreografiados por la brillante pluma de Pullman, hasta completar el puzle final de esta extraordinaria trilogía.
    Además es en el tercer volumen, con esa más que patente crítica a la religión católica, donde el libro adquiere la doble dimensión lectora, admitiendo un lector adulto o uno más juvenil. Es la historia más oscura de los tres volúmenes , pero con una magia creativa impactante.

    -Te amaré siempre, pase lo que pase. Hasta que muera y después de que muera, y cuando consiga salir de la tierra de los muertos mis átomos vagarán para siempre hasta que vuelva a encontrarte...-Yo te esperaré, Will, cada momento de mi vida. Y cuando volvamos a encontrarnos nos abrazaremos con tal fuerza que nada ni nadie podrá separarnos. Cada átomo de mi ser y cada átomo del tuyo...


    Muerte, el alto coste de la vida

    jueves, 7 de mayo de 2015


    Ficha bibliográfica: 
    Título: Muerte, el alto coste de la vida
    Autor: Neil Gaiman
    Editorial: Ha sido publicado en diferentes editoriales, actualmente se encuentra en un recopilatorio de Sandman, publicado por ECC cómics.
    Precio: 24.95 € (recopilatorio ECC cómics)




    Hoy quiero inaugurar la sección de reseñas sobre cómic con uno muy especial para mí, bueno, en realidad confío en que todos los que ocupen esta sección lo sean, puesto que los cómics fueron mi primer acercamiento al mundo de la lectura. Soy lectora de cómics desde bien niña, lo que más leía cuando era pequeña eran tebeos. Claro que cuando yo iba al colegio tampoco había la oferta de libros con la que ahora contamos y pocos deparaban tantas emocionantes aventuras como un buen cómic de Spiderman, Superman u otros superhéroes o tantas carcajadas como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape... Yo creo que aprendí a leer, a leer por mí misma eligiendo mis mundos narrados más allá de imposiciones de lecturas prescritas, a través de cómics. Es por ello que soy una gran amante del mundo del cómic en general y que no desprecio este tipo de narración gráfica a la hora de leer.
    Como podéis imaginar, según fui creciendo las lecturas lo hicieron conmigo y sin dar la espalda a los héroes de mi infancia busqué nuevas historias diferentes. Fue así como primero di con los X-Men del guionista Chris Claremont y sus historias épicas cargadas de humanidad. Después, o casi al mismo tiempo, conocí a Alan Moore (sí, yo leí V de vendetta, muchos años antes de que la película hiciera famosas las máscaras de indignados). También descubrí la madurez de Batman gracias a Frank Miller. Y lo cruda que es la vida en las historias mundanas de Will Eisner. La verdad es que si tuviera que mencionaros todos los autores de cómics que me han emocionado o hecho reír con sus obras, necesitaría todo un blog. Y espero poder ir hablando de muchos de estos cómics en esta sección. Pero hoy he escogido uno de los que más me hicieron pensar en su momento, uno cuya protagonista está por encima del bien y del mal, puesto que es la misma Muerte.

    Para los que no conozcáis a la Muerte de Neil Gaiman, el guionista creador de Muerte el alto coste de la vida, he de deciros que la concepción con la que Gaiman representa en sus cómics a este personaje nada tiene que ver con la estética tétrica del segador de vidas. La Muerte de Gaiman no es ningún esqueleto o calavera encapuchada con un manto y una guadaña amenazadora. La muerte de Gaiman es una adolescente de larga cabellera morena y cutis pálido, con vestimenta y maquillaje más propios de una rockera y lleva siempre colgado de su cuello una cruz egipcia ank (símbolo de la vida). A parte de su apariencia, acostumbra a sonreír y a hacer gala de un carácter dulce que a nadie puede aterrar. A mí, desde luego, como a tantos otros lectores, me cautivó nada más descubrirla.
    Conocí a Muerte hace muchos años, cuando Neil Gaiman era sólo conocido por su gran arte como guionista de la serie Sandman y aún no escribía libros de terror o fantasía, ni guiones para el Doctor Who (¡qué grandes episodios le hemos disfrutado los whovians!). Las primeras series de Sandman son una maravilla donde Gaiman desplega como nadie un universo plagado de elementos mitológicos, fantásticos y terroríficos. El principal protagonista de estos cómics no es otro que Sandman, también conocido como Morfeo o el Señor de los Sueños. Morfeo es uno de los hermanos que forman la gran familia de los Eternos: Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio. Todos y cada uno de estos poderosos seres y los reinos que rigen sobre los mortales, ya de por sí son de lo más atractivos. Pero es que además, Gaiman crea unas líneas argumentales maravillosas.
    Pero pese a que Sandman era el hilo conductor de la serie, yo sentí predilección por Muerte desde el primer momento. Y no fui la única, de ahí que el personaje de Muerte pronto cobrara más protagonismo y gozará de sus propias historias. Una de ellas, y mi preferida, es la novela gráfica Muerte. El alto coste de la vida. En este cómic vemos cómo Muerte pasará un día como mortal entre la gente para experimentar cómo sentimos los humanos, algo que acostumbra a hacer cada cierto tiempo. En su paseo acompaña por las calles de un Nueva York actual a un jovencito llamado Sexton Furnival, un chico deprimido que desea suicidarse. Muerte, curiosamente, será la encargada de enseñar a Sexton muchas facetas de la vida, alegrías y sufrimientos, que éste desconoce al estar gobernado por un espíritu nihilista y una filosofía de ver inútil todo cuanto le rodea.
    Este cómic, además de ser un alegato a la vida, a la necesidad de disfrutarla intensamente teniendo en cuenta su brevedad, es una nueva ventana a los mundos de fantasía oscura del genial Neil Gaiman, con personajes extravagantes como Hettie, la loca o el eremita (aparentes mortales de edad incalculable). Sujetos que se pasean entre los más normales humanos consiguiendo una historia peculiar y atractiva que a nadie puede dejar indiferente. Os lo aseguro, la Muerte a todos nos hace pensar.
      

    Capítulo uno de Samidak

    lunes, 4 de mayo de 2015

    Como os comenté hace unos días en la entrada donde publiqué el prólogo de mi libro, Azul, el poder de un nombre. Samidak, cada mes hasta llegar a octubre, cuando al fin salga el libro a la venta, iré publicando un capítulo como aperitivo (el prólogo y seis capítulos de adelanto en total). Creo que es una adecuada carta de presentación de mi novela, espero que os guste...



    CAPÍTULO 1. UN ENCUENTRO INESPERADO

    El templo de Volvariak bullía especialmente aquella mañana, era el primero de los tres días que las sacerdotisas de la diosa Alivisiar habían establecido para su ciclo anual de Revelaciones. Tres únicas jornadas para recibir a miles de madres llegadas de todos los rincones del Imperio Cthulkug deseosas porque las sacerdotisas bendijeran a sus bebés con la gracia de la diosa y vaticinaran su futuro, aquel que les marcaría el porvenir dentro del Imperio.
    Muchos veneraban a la diosa Alivisiar, deidad guardiana del germen de la vida y madre de Justfark, dios de la guerra. Meridiar era una de las madres que aguardaban pacientes a que el templo abriera sus puertas aquella mañana, con su pequeño en brazos. Un varón destinado a dirigir uno de los clanes más poderosos del Imperio, el clan Arkenus, que regía el planeta del mismo nombre, un clan de la estirpe de los synápsides. Dentro de la raza reptiloide de los cthulkugs, los synápsides eran los más fuertes, porque combinaban a la perfección ferocidad e inteligencia, a diferencia de los saurópsides más salvajes y bestiales incluso en su apariencia. Los synápsides no apreciaban la crueldad que dominaban los clanes saurópsides, aunque estaban lejos de abrazar la mansedumbre de la otra estirpe cthulkugs, los más pacíficos anápsides.
    Meridiar contempló a su pequeño hijo, envuelto en el faldón azul y negro ceremonial. Era un bebé precioso y ella estaba orgullosa de que así fuera, de que hubiera nacido perfectamente y poseyera una fuerte constitución.
    Antes de que el pequeño viniera al mundo, Meridiar había tenido que aguantar las burlas y el desprecio de muchos de los de su clan, incluidas las otras hembras que antes que ella le habían intentado dar un heredero varón al señor del clan. Sólo una había concebido un vástago, pero había nacido hembra y no podía considerársela heredera del trono del clan por tal condición. Tras los intentos frustrados de conseguir un sucesor, el jefe, cuyo nombre era el mismo del clan que dirigía, escuchó los designios de su chamán y tomó como nueva pareja a Meridiar, una joven synápside de baja alcurnia.
    Meridiar no pertenecía por línea directa al clan, sólo la vinculaba el hecho de que su padre fuera hélipe del mismo. Como hélipe era siervo y entregaba su honor y su existencia al destino que su señor le deparara. Las lenguas más crueles dentro de los estratos superiores de la tribu, afirmaban que Meridiar albergaba sangre anápside en sus venas y por eso era una joven enfermiza, soñadora y demasiado sentimental. No parecía la hembra adecuada para concebir al nuevo señor Arkenus, aquel que velara por el futuro del clan. Sin embargo, Meridiar, contradiciendo las injurias de cuantos la rodeaban, cumplió los designios del chamán y concibió un hijo varón. Aquel que ese día recibiría la aprobación de la diosa Alivisiar.
    Como futuro líder de un clan fuerte, el niño, además, tendría el privilegio de recibir la Revelación de manos de la sacerdotisa matriarca, cabeza visible del templo. La matriarca esperaba a Meridiar erguida ante una pequeña pira sagrada de una llama celeste intensa. Vestía la tradicional clámide aceitunada con capucha y sobre ésta lucía la diadema rubí que la coronaba como gran sacerdotisa.
    -Acércate, avanza hasta mí con tu pequeño.- pidió la matriarca a Meridiar que no podía dejar de sentirse amedrentada ante el halo etéreo que envolvía a la sacerdotisa. Pero Meridiar no se permitía vacilar ante nadie, ni ante la misma diosa Alivisiar si se le apareciera en ese instante. Mucho era lo que había padecido hasta tener a su hijo entre sus brazos, haría cualquier cosa por él, su valor le pertenecía. Meridiar subió el tramo de escaleras de mármol gris que le conducían hasta la sacerdotisa y en cuanto estuvo ante ella le entregó a su bebé para que ésta le examinara.
    -¿Cuál es su nombre?- le preguntó la matriarca.
    -Ahora responde a Meridiarus, pues Meridiar es mi nombre y él es hijo mío. Pero cuando suceda a su padre en el cargo su nombre será Arkenus, el mismo que todo aquel que rige su clan.- respondió Meridiar  henchida de orgullo.
    -El clan Arkenus es uno de los mejores de nuestro glorioso Imperio, no es de extrañar que te enorgullezcas de ser la madre de su futuro líder.- entonces la sacerdotisa alzó en alto con ambos brazos al pequeño ante la llama celeste de la pira sagrada. La sacerdotisa se sorprendió por la manera inusual con la que la llama crepitó y creció saludando al pequeño, era la primera vez que veía una Revelación tan eminente. Meridiar, a la espalda de la sacerdotisa, esperaba impaciente a que ésta formulara el juicio sobre cómo habría de ser el porvenir de su hijo. La matriarca aún estuvo un buen rato contemplando el majestuoso baile de la llama, fascinada por el mensaje de ésta. Cuando se giró para devolver al pequeño a los brazos de su madre, Meridiar se atrevió a encararse a la matriarca y la miró directamente a los ojos. La matriarca estaba acostumbrada a enmascarar sus pensamientos y aún así Meridiar acertó a ver en las pupilas de ésta una extraña conmoción que la asustó:
    - Mi pequeño, ¿está bien?, ¿crecerá bendecido por el favor de Alivisiar?- se precipitó a preguntar presa de la inquietud y sin poder aguardar el dictamen de la matriarca.
    -Tu hijo será un grandioso cthulkug, un gran líder guerrero... Pero en el futuro estará vinculado a un dios que no es de los nuestros, no es cthulkug, será su ferviente paladín.- la sacerdotisa pronunció estas últimas palabras en un susurro velado, como si descubriera una herejía. Aunque Meridiar no quiso verse afectada por ellas y sólo aceptó dar por válida la primera parte de la Revelación, su hijo sería un grandioso cthulkug.

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    Antirios había sido el último planeta en entrar a formar parte de la Federación de Planetas, una organización que agrupaba a cientos de mundos dispares bajo los auspicios de Irinia y la Tierra, primeros miembros fundadores de la Federación. Cada planeta que formaba parte de dicho orden disponía de una autonomía gubernamental, aunque todos los socios del sistema federativo debían legislarse con una política democrática y un canciller al mando que, desde su presidencia, respondiera directamente al gobierno global de la Federación.
    Este gobierno global estaba regido por el Rau, primer canciller de toda la Federación, siempre auxiliado por el primordial cuerpo de cónsules federativos. Dicho cuerpo diplomático siempre contaba con el apoyo de la Flota federativa, encargada de salvaguardar la seguridad de todo el espacio de la Federación y sus fronteras. Si bien hacía mucho que la Federación no se encontraba en guerra abierta contra enemigo alguno, la raza reptiliana del Imperio Cthulkug estaba formada por unos seres muy beligerantes, grandes amantes de los combates. El otro gran territorio contrario a la Federación, el Imperio Pélago, era menos dado a levantar rencillas contra los federativos. Se mantenían al margen de todo y de todos, sin deseo alguno de estrechar lazos de amistad con ningún otro territorio ajeno a su imperio.
    Antirios no era un planeta de gran tamaño, pero sus habitantes tenían una forma de comunicarse poco común dentro de la Federación, eran seres telepáticos y no permitían ningún tipo de notificación sonora en su mundo. Hacía mucho tiempo que habían rechazado cualquier tipo de sonido en su vida cotidiana.
    Su planeta estaba recubierto por una barrera artificial que lo insonorizaba todo. Pese a su capacidad telepática extraordinaria, los antirianos se caracterizaban por ser una raza fría y prácticamente carente de empatía. Un pueblo egocéntrico, que no pensaba en el  bien común de toda la Federación. Si habían aceptado la alianza con ésta era para mantener aislados a sus vecinos del planeta Leónidas, para que éstos fueran clasificados como planeta secundario dentro del orden federativo. Por su parte la Federación se beneficiaba de los suministros de sal verde que los antirianos les ofrecían a cambio.
    Los antirianos eran antropomórficos, poseían una figura de una altura considerable, sumamente estilizada. Sus cuerpos se presentaban como poco agraciados en comparación con los de los irinios, ya que poseían una constitución excasamente carnosa que junto con una piel blanca y traslúcida les hacía parecer auténticos esqueletos andantes alejados de las formas humanas.
    Kritias Sabas sentía especial animadversión hacia los antirianos, no por su aspecto físico, sino por su particular carácter egoísta e insensible. Pero era de los pocos cónsules de la Federación que podía adentrarse en Antiros y solucionar cualquier conflicto que estos demandaran. El más adecuado para comunicarse con aquella raza, porque, al igual que ellos, Kritias era capaz de leer mentes y hablar a través de la suya. La Federación le había seleccionado entre otros numerosos eminentes irinios cuando sólo era un adolescente. Invirtieron mucho tiempo en formar adecuadamente su privilegiado cerebro, y conseguir de Kritias un ser telepático completo, capaz no sólo de comunicarse con seres como los antirianos, sino también de, mientras lo hacía, esconder en un oscuro rincón de su mente sus propios pensamientos. Como figura diplomática no parecía adecuado que los antirianos leyeran en la mente de Kritias secretos federativos o que alguna de las propias opiniones del cónsul les ofendieran.
    Pese a su capacidad para leer los pensamientos de otros, Kritias Sabas era un hombre muy íntegro y jamás se adentraba en la mente de nadie sin consentimiento previo, ni siquiera en la de su mujer. Para él, aquel poder exigía una gran moralidad y aunque al principio le había parecido una bendición, hacía tiempo que lo venía viendo como una maldición. Y en gran parte eso se debía a que cada vez se sentía menos de acuerdo con las políticas internas de la Federación, cada vez aborrecía más su trabajo como cónsul federativo. Especialmente cuando le tocaba atender los asuntos de razas como los antirianos, como la misión que le acababan de asignar.
    La nave consular Concordia le había trasladado hasta el punto del espacio antiriano fijado para su recogida. Hasta el muelle de atraque de la Concordia llegó la pequeña nave de transporte antiriana que se encargaría de llevar a Kritias Sabas hasta el Ministerio Mayor de Antirios donde el cónsul sería informado de la crisis que requería de su experiencia. De la nave antiriana descendieron dos oficiales ataviados con las características armaduras aislantes que les incomunicaban de los molestos sonidos que les rodeaban.
    Por su parte, Kritias Sabas se  había puesto sobre su tradicional traje consular de chaqueta y pantalón azul, su abrigo de cuello alto. No cometería el error de la última vez, cuando olvidó ponerse una prenda térmica como aquella para mantenerse fresco, alejado del calor pegajoso que con tanto placer soportaban los antirianos en su planeta. Era un abrigo largo de tonos naranjas con doble fila de botones hasta más abajo de las rodillas. A Kritias le encantaba aquel exceso de botones dorados que a otros parecían molestar. Y sobre todo le gustaba saber que aquel era un regalo de su esposa Boreal. Ella misma se lo había confeccionado comprando tela térmico-psíquica. Una tela muy especial y exquisita, pues además de su suave tacto, proporcionaba a su usuario el disfrute de la temperatura corporal que más deseara en cada momento.
    Un material muy escaso, pero su mujer lo había conseguido gracias a sus amigos del planeta Berintia. Boreal había estado a punto de ingresar en la sagrada Orden de las Consejeras Doradas y eso conllevaba ventajas y un nutrido grupo de contactos. Kritias le había pedido a su esposa que le cosiera bajo el hombro derecho la insignia propia de los cónsules federativos. Aquella formada por una pirámide dibujada en tres dimensiones y en cuyo interior gravitaban tres óvalos de tamaño menor a mayor. Aquello representaba la sabiduría celestial y eterna que en la antigüedad se les atribuía a los cónsules cuando tenían un estatus más religioso.
    Eran los primeros tiempos de la Federación, en los que los padres fundadores Apolonia de Irinia y Gorga Belluci dieron forma a la organización de planetas, que había evolucionado tanto. Aunque era un símbolo antiguo, los cónsules aún lo lucían en sus ropas cuando desempeñaban su cargo. Kritias Sabas se sentía nostálgico recordando esas épocas remotas, le hacían añorar los principios más morales y nobles que soportaron los pilares del nacimiento de la Federación. Ahora esos pilares se le antojaban más injustos y desatinados.
    Kritias no se molestó en cruzar más que un frío saludo con los dos oficiales antirianos encargados de su transporte, sabía que no merecía la pena entablar la más mínima conversación mental, pues aquellos hombres se limitarían a conducirlo hasta su planeta, si sabían algo más allá de su mero transporte no se molestarían en comentárselo. Kritias conocía demasiado el carácter celosamente hermético de los antirianos y su naturaleza poco comunicativa. El cónsul tendría que conformarse con ser informado de la índole de la misión por la que había sido requerido cuando llegara al Ministerio Mayor antiriano.
    El traslado fue rápido, aunque Kritias no pudo sentirse cómodo en la nave de transporte antiriana, con sus asientos excesivamente duros y angulosos, tan poco confortables, diseñados atendiendo a las enjutas formas antirianas. La nave atracó en el puerto y desde allí Kritias fue conducido por otros oficiales antirianos hasta la sede central de su gobierno, el Ministerio Mayor.
    Durante su traslado el cónsul federativo no se preocupó en recrearse en el paisaje antiriano, puesto que sabía que aquello se le antojaba imposible. Antirios era un planeta de una estética fea y poco lustrosa, un astro pródigo en desiertos de sal verde, y con pocos focos de auténtica vegetación. Su superficie era apenas rocosa y las formaciones de agua se reducían a los territorios habitados. Estos territorios, simples urbes saturadas por masificadas poblaciones de antirianos que se comportaban como si fueran colonias de insectos. No podía esperarse que existiera armonía o belleza alguna en sus edificaciones, que se limitaban a ser pragmáticas y de una frialdad sólo sobrellevada por los antirianos y su sociedad colmena.
    Un amarillo pálido era el color preponderante en sus construcciones arquitectónicas, por las que la masa de antirianos se movían en ordenadas filas a un ritmo marcial carente de gracia. La libertad individual no primaba sobre el desarrollo de aquella sociedad como conjunto. En nada se parecía aquel lugar a Tarinia, la capital de Irinia y la ciudad de origen de Kritias. Una urbe tan llena de vida, color y rodeada de escenarios de auténtica naturaleza virgen.
    Kritias llenó su mente de recuerdos agradables de momentos compartidos con su mujer a fin de relajar su mente durante el breve viaje hasta el Ministerio Mayor, sabedor de que necesitaba mantener fresco su cerebro para el esfuerzo extra que sería comunicarse telepáticamente con los antirianos y solucionar la pequeña crisis, por el momento desconocida para Kritias, por la que habían requerido de sus servicios diplomáticos.
    Una vez en el Ministerio y hasta llegar a la sala principal de aquel frío edificio, ningún antiriano de cuantos se cruzó le dedico ni el más mínimo pensamiento en forma de saludo. Entre otros defectos, los antirianos no se caracterizaban por ser hospitalarios. Ante tal gélido trato, la sequedad de los dos ministros que le esperaban en la sala de visitas le pareció acogedora. Al menos esos dos antirianos se molestaron en saludarle y presentarse mínimamente:
    -Soy el ministro Nya y me acompaña el también ministro Dena.- los nombres se dibujaron con claridad a través de las ondas telepáticas, en el cerebro de Kritias. No sabía muy bien si trataba con criaturas femeninas o masculinas, nunca lo sabía cuando se encontraba con antirianos. Su forma de vestir tampoco presuponía nada, todos, al margen de los oficiales de su ejército, iban ataviados con esas enormes y anchas túnicas de un azul pálido cercano al gris. Kritias camufló ese pensamiento lo más rápido que pudo y dibujo en su mente su propio nombre. Los penetrantes ojos de los ministros antirianos le taladraron considerando su tardanza en responder un tanto ofensiva y poco adecuada a un cónsul.
    -Cuando antes haga su trabajo y se vaya, mejor.- le comunicó el que se hacía llamar Dena.
    - No sé qué he venido a hacer aquí, nadie me ha explicado nada.- comunicó, ahora con gran rapidez, Kritias escondiendo cualquier emoción de descontento por estar allí y por considerar el trato antiriano tan poco elegante.
    -Es urgente, no puede perturbar más nuestro mundo un estruendo como ese. Síganos y se lo mostraremos.- Kritias se sentía confundido, no tenía ni idea de a qué se referían los ministros. Un sonido que se les hacía insoportable, se preguntó qué tipo de ruido sería ese y, sobre todo, de dónde vendría en un mundo como el antiriano privado de cualquier percepción sonora. Kritias estaba sumamente intrigado y expectante. Sin duda se trataba de un ruido ajeno a la cultura antiriana y aquella raza maniática se había molestado en solicitar a un cónsul a la Federación para que se ocupara de detenerlo.
    Kritias no paraba de cuestionarse sobre la imposibilidad, a priori, de atrapar un sonido y llevarlo lejos. Cabía la probabilidad de que sólo esperaran de él que se ocupara de llevarse lejos al causante del estruendo, fuera lo que fuera o quién fuera. El cónsul no podía dejar de admitir que aquella intriga cobraba cierto grado de interés e incluso comicidad. Kritias lo pensó sin molestarse en disfrazar la idea y Dena le miró con reproche.
    Tras caminar cinco minutos apresuradamente con Kritias detrás, los antirianos se detuvieron ante la puerta de una estancia. No parecía una habitación especial, era exactamente igual que las otras estancias blancas y asépticas por las que acababan de pasar. Pero nada más pararse ante ella, Kritias fue capaz de captar que la habitación contaba con medidas extras de insonorización y aún así podía escucharse un runrún continuo y una mente muy joven, pero poderosa que estaba encerrada en el cuarto. Kritias aún era incapaz de identificar aquel sonido.
    -Apareció sin más.- comentó Nya.- Lo encontraron los operarios del desierto ocho hace unos días. No había rastro alguno de transporte. No sabemos cómo llegó hasta allí, ni quién lo trajo.
    -Seguro que fueron los despreciables leónidas.- comentó Dena.
    -Por lo que sabemos no es de naturaleza leónida.- terció Nya.- Parece humano, es por ello que hemos contactado con la Federación. Nosotros no podemos ocuparnos de algo así, ha de llevárselo enseguida con usted, es demasiado escandaloso.- cuando al fin abrieron la puerta, los antirianos se apartaron molestos por el ruido y dejaron paso a Kritias. El cónsul enseguida fue capaz de identificar aquel sonido, era el claro llanto de un bebé. Desconcertado, se acercó más al pequeño bulto que los antirianos habían dejado en un rincón del acolchado suelo. Estaba envuelto en una sábana de raso azul muy intenso. En cuanto estuvo a su altura, se agachó y le cogió en brazos. No había duda, era un bebé y parecía humano. Kritias verificó al momento que se trataba de una niña. La pequeña dejó de llorar en cuanto el cónsul la abrazó. El bebé abrió entonces sus ojos, para mirar fijamente a Kritias, eran de un profundo color azul. El cónsul sintió una inmensa sensación de bienestar y, rompiendo todas las reglas de la educación con los antirianos, dijo en voz alta y sin expresarlo a través de sus pensamientos:
    -En días como éste, adoro mi trabajo.


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    -Su ADN no es completamente humano.- afirmó el doctor Dorian Refrin ante las demandas de su amigo Kritias Sabas. El cónsul había tomado la decisión de recoger al perdido bebé y trasladarlo en la Concordia hasta Tarinia desde Antirios. Una decisión que los antirianos habían aplaudido, nada deseaban más que librarse de esa extraña niña, que había surgido aparentemente de la nada en medio de su territorio. Ajena a ellos, demasiado ruidosa y mal acogida, teniendo en cuenta la nula hospitalidad de la sociedad antiriana. A Kritias le había parecido la decisión más correcta, lógica y sencilla. Pero los primeros exámenes del bebé a bordo de la Concordia habían desvelado unos datos que, lejos de revelar el desconocido origen de la niña, lo tornaban en más misterioso aún. Parecía un bebé humano en apariencia, una niña totalmente normal. Sin embargo no era así.
    - Sí, ya lo sé Dorian. Los oficiales médicos de la Concordia me lo comunicaron en los análisis previos. Pero si he venido hasta aquí a verte hoy era con la esperanza de que me contaras algo nuevo y revelador sobre Azul.- respondió Kritias. Los médicos de la Concordia habían bautizado al bebé con el nombre de Azul, inspirados por sus radiantes ojos de ese color. Un nombre provisional a la espera de conocer la verdadera procedencia de la niña y encontrar a sus progenitores. Kritias había usado el nombre de Azul mentalmente cuando la tomaba en brazos en su viaje hasta Tarinia. Había comprobado que a la niña le gustaba ser llamada así, su empatía se lo hacía saber.
    -Kritias, lo que voy a contarte es información reservada, el expediente de Azul ha sido declarado secreto y nada de lo que incluye debe salir de momento de la Unidad Médica Central en la que nos encontramos. Sólo unos pocos tenemos acceso a su expediente, son órdenes directas del canciller y cónsul global Príamo Walser.- al mencionar el nombre de aquella alta autoridad de Irinia, Kritias no disimuló un gesto de descontento.
    -Dorian, como gran amigo mío, no quiero ponerte en ningún compromiso. Pero es evidente que no he venido hasta tu despacho sólo a tomar té contigo. Sabes que no tengo por costumbre visitarte en calidad de amigo entre las paredes frías de estas dependencias.- Mientras se expresaba así, Kritias alargaba ambos brazos a sus lados acompañando sus palabras.
    El cónsul no se sentía nunca a gusto en el gran edificio de la Unidad Médica Central de Tarinia. Un complejo inmenso dedicado a todo tipo de investigaciones médicas en su mayor parte, aunque también disponía de un enorme bloque hospitalario que daba cabida a pacientes de todos los rincones de la Federación. Kritias, como persona de prominente empatía, no solía disfrutar entre los muros de un edificio que albergaba tantas emociones y padecimientos. Y, afortunadamente para él, el despacho del doctor Dorian Refrin estaba en el ala dedicada a la investigación y alejada de los enfermos. Una oficina subterránea, lejos de la relajante claridad de la luz de Tarinia, situada en el centro de una intrincada y laberíntica estructura de pasillos reservados y hasta los que sólo se podía llegar con una autorización. No se admitían visitas y si Kritias había llegado hasta allí era gracias a su cargo de cónsul federativo y al permiso previo de Dorian Refrin, director médico de aquel sector.
    -Sin embargo, Dorian, me preocupa mucho la niña, necesito saber cómo se encuentra, necesito saber si habéis descubierto más de su origen. Es sólo un bebé y yo me siento responsable de ella por haberla recogido en Antirios y traído hasta aquí.- dijo Kritias con la inquietud tomando su voz.
    -La niña está bien, ella está perfectamente. Pero no sabemos nada nuevo sobre su procedencia, nada que aclare cuál es su planeta de origen, ni quiénes puedan ser sus padres. De hecho, como he recalcado, la mitad de su ADN es totalmente desconocido, no hay en todo este universo un registro igual. Por increíble que parezca ese bebé es una especie nueva de no sabemos dónde.
    -Pero eso no tiene sentido, su apariencia es humana, ¿cómo puede poseer una naturaleza irreconocible? Tiene que proceder de algún lugar de este universo.
    -Kritias, por absurdo que te parezca, la realidad es esa. Azul no puede ser catalogada en ninguna raza de este universo, no en su totalidad. Es ajena a todo cuanto conocemos, al menos una parte de ella. ¿Por qué crees que su expediente ha sido declarado secreto? Todas las pruebas que le hemos hecho lo afirman y te aseguro que han sido muchas y repetidas.- Dorian expresó estas últimas palabras con cierta amargura. El doctor no era partidario de someter a tantos exámenes a un simple bebé, pero se veía forzado por las circunstancias y las órdenes del canciller Príamo Walser.
    -Pero Dorian, ¿me estás diciendo que Azul no es de este universo? ¿acaso estás insinuando que procede de otro?- replicó Kritias sorprendido.
    -Amigo mío, sabes que la teoría de los multiversos o los universos paralelos no es aceptada por nuestros científicos, formularla solo es una insensatez...- Dorian dejó de mirar a la cara de Kritias para mirarse las manos, vacilando ante sus propios pensamientos.- Sin embargo, he tenido entre mis manos a esa niña y he sentido algo desconocido al hacerlo. Te parecerá absurdo, todo un médico como yo, cargado de lógica y raciocinio hablándote de esta forma.- Kritias miró a su amigo con afecto. Pese a ser unos años mayor que él, Dorian siempre aparentaba ser más joven. El doctor no había tenido que asumir en su vida laboral tantas preocupaciones como las propias de un cónsul. El pelo rubio de sus cabellos y su bigote, tan característico en los irinios, lucía menos apagado que el de Kritias. Y el color miel de sus ojos, se le antojaba al cónsul más intenso. Ante su presencia, Kritias se sentía siempre menos atractivo y más desmejorado. Aunque aquel día, la nube de desasosiego que albergaba Dorian le daba un demacrado aspecto.
    -He de confesarte que yo sentí lo mismo en cuanto la tomé en brazos la primera vez. Creo que esa niña es un ser muy especial, su mente así me lo hizo ver de manera inconsciente. Me preocupan cuáles son los planes que la Federación tiene para ella.- comentó Kritias certificando la misma preocupación que compartía con Dorian.
    -Yo me ofrecí a cuidarla como padre adoptivo y tutor. Sé que también Boreal hubiera disfrutado ejerciendo de madre.- Kritias no disimuló un deje de melancolía en su voz. Su mujer hubiera deseado haber podido tener algún hijo, pero no le había sido posible. Su naturaleza varsergerk no había sido propicia a ninguno de los métodos de reproducción artificial que probaron tras fracasar con los métodos naturales.- Sin embargo, se me ha negado la posibilidad de adoptar a Azul. Al parecer la Federación pretende de momento criarla en un orfanato. Creen que es lo mejor para ella y lo menos peligroso para salvaguardar la seguridad de la Federación. Temen estar expuestos a algún tipo de mal por su simple existencia. Imagino que les aterra la idea de que realmente ese bebé proceda de otro universo. La Federación ya bastantes problemas tiene con manejar las crisis diplomáticas en el interior de sus territorios como para pensar en otros mundos paralelos. Este universo nuestro rebosa de focos de conflictos. Como cónsul federativo me da dolor de cabeza asumir la posibilidad de los multiversos, pero esa niña perdida no tiene porqué pagar nuestros temores y recelos. Es sólo un bebé, tiene derecho a un entorno tranquilo y agradable hasta que demos con sus verdaderos padres. Me siento mal permitiendo que la Federación la vaya a recluir en un orfanato.
    -Me temo, Kritias, que nada podemos hacer al respecto. La Federación no puede permitirse el lujo de dar por válida la teoría de los multiversos, nuestro equilibrio político no es tan fuerte como para que los ciudadanos crean que existen otros mundos más allá de los declarados. La Federación está imposibilitada para controlar más colonias fuera de sus fronteras, si la gente decidiera ir a esos otros mundos por conocer, nuestro gobierno perdería fuerza. Tenemos muy cerca al belicoso Imperio Cthulkug como para debilitarnos. La paz que gozamos es voluble, los cthulkugs podrían volver a declararnos una guerra si bajamos nuestras defensas.
    -Amigo mío, como cónsul federativo te aseguro que me preocupa más que a ti la inestabilidad de nuestro universo, pero no creo que sea justo pagarlo con una simple niña...- objetó Kritias.
    -El problema es que ella no es una simple niña. Las pruebas lo demuestran. No son sólo las irregularidades en su ADN, además Azul posee una fuerza física muy superior a la de un ser humano normal, así como mejores reflejos y velocidad de respuesta. Y no tengo que decirte, porque ya lo has notado que su inteligencia es superior a la media. Lo siento Kritias, tanto como tú, pero me temo que la niña está condenada por su propia y extraña naturaleza, más allá de que pueda ser la prueba viva de otros universos.
    -No, eso no es verdad, está condenada por nosotros, por la Federación y su política timorata que no puede responder con firmeza ante lo desconocido y prefieren esconderlo. No se atreven a darle una oportunidad, a tratarla como una niña normal. La ven como una amenaza. En cuanto llegué a Tarinia con ella así me lo hizo ver mi supervisor jefe Tirinión. Me reprendió por haber traído a la niña al centro de la Federación, dejó en evidencia mi juicio y criticó mi decisión. Bajo su punto de vista, la niña bien podría ser una espía o algo peor destinada a socavar los pilares de la Federación. Pero para mí es sólo un bebé extraviado que ha tenido la mala suerte de caer en suelo antiriano. Sinceramente, creo que fue acertado sacarla de ese maldito planeta, los antirianos hubieran sido capaces de dejarla perecer si yo no hubiera acudido a recogerla. Así que volvería a obrar tal como obre, aún sabiendo todo lo que afirmas sobre su inusual naturaleza.
    -Kritias, yo tampoco comparto los juicios de los altos cargos, sólo trato de entenderlos. Desearía que el destino de la niña fuera otro, pero no es así... sé que no es justo.
    -La política federativa dejó hace mucho de moverse por principios justos, prefieren otros intereses más materiales, me temo. Ayer tuve una entrevista con Príamo Walser.- Dorian miró a su amigo con renovado asombro.- No me mires así, te juro que yo no solicité semejante audiencia, fui obligado a comparecer ante él para explicarle en persona todos los detalles de mi viaje a Antirios. Como puedes suponer nuestro querido canciller y cónsul global es el primero que quiere esconder la existencia de Azul, imagino que no desea ni plantearse la posibilidad de otros mundos, o cualquier otro problema grave. Así que no estaba nada contento con que mi embajada de Antirios culminara con el transporte de Azul hasta aquí. Como premio a mi poco acertado trabajo he sido destinado al planeta Verbace, para ejercer allí el puesto permanente de cónsul federativo.- el tomo amargo de Kritias era más que palpable.
    -¿Verbace? Pero eso está muy alejado de Tarinia, pertenece a un sistema ajeno al nuestro. Además, Verbace es un planetoide de escaso interés, sólo es un centro de vacaciones y recreo para turistas. Su territorio se reduce, prácticamente, a su capital dedicada al ocio. ¿Cómo puede ser un cónsul de tu valía útil allí?- replicó Dorian dejando que la indignación le invadiera.
    -No creo que la Federación precise ya mi valía, la utilidad es irrelevante, Verbace es sólo un destierro que he de asumir por lo que ellos ven como un error.- a Kritias se le quebró la voz con sus últimas palabras.
    -¿Y Boreal? ¿Qué opina de vuestro traslado?- preguntó Dorian preocupado por la mujer del cónsul, puesto que ésta era gran amante de Tarinia y sabía lo mucho que le afectaría verse privada de su entorno.
    -Como puedes suponer, no es algo que le haga feliz.- Kritias no fue capaz de dar más explicaciones ante Dorian. Durante un lapso de tiempo un silencio de aprecio y compresión se instaló entre los dos amigos y ninguno de ellos añadió nada. El tema era demasiado doloroso para ambos. Sólo al cabo de un rato, Kritias, como despertando de su silencio sagrado, habló:
    -Dorian, quiero pedirte un favor más respecto a Azul. Desearía poder verla una última vez para despedirme de ella.- Dorian le miró con la duda asomando en sus ojos. Azul estaba confinada en una pequeña habitación secreta y nadie podía visitarla. Aún así, Dorian no podía dejar de concederle a su amigo aquel favor, se saltaría los protocolos de seguridad por él.
    - No debería hacerlo, pero no me atrevo a negártelo, así que ven conmigo.- Kritias acompañó a Dorian a través de varios elevadores y pasillos mecánicos. Ambos se internaron en lo más profundo de la Unidad Médica. Aquel recinto con su conjunto de laberintos desconocidos se le hizo más siniestro y menos apropiado para albergar un bebé. La habitación matrona que ocupaba Azul carecía de un ambiente cálido y acogedor propicio. A parte de los asistentes sanitarios, en la habitación lo único que había era una cuna sanitaria de aséptico metal, en la que Azul dormía. De los dos enfermeros, uno era un joven irinio y el otro una mujer zahiriana, Kritias no dudó en clasificarla como tal en cuanto vio el brazalete vital que la ciborg llevaba en su muñeca izquierda. Los dos sanitarios se mostraron sorprendidos ante la presencia de Kritias.
    -Está todo bien.- terció Dorian antes de que los enfermeros se violentaran por la presencia del cónsul.- Se trata de Kritias Sabas. Él fue el cónsul que encontró a la niña y la trajo aquí desde Antirios.- Ante semejantes palabras, el sanitario irinio se relajó visiblemente, no así la asistente zahiriana que continuó examinando al cónsul con una sobrecarga de recelo en su mirada. Kritias prefirió no darle más importancia de la debida, consciente de la rigidez de la cultura zahiriana, siempre dispuesta a acatar la orden de un superior sin cuestionarla lo más mínimo y sin ningún tipo de excepción. Si el mando le había dicho que aquella habitación era zona secreta, como cabría esperar, resultaba obvio que su lógica innata le hiciera cuestionarse la visita de Kritias Sabas.
    El cónsul se acercó a la cuna donde dormía Azul. La miró, no con la curiosidad médica con la que la observaban los oficiales de aquel lugar. La contempló como el que mira a su propio bebé, sabiendo lo especial que era. Allí estaba sola, desvalida, tan necesitada de cariño y abandonada a su suerte. El propio Kritias sintió que el mismo la estaba abandonando, dejándola allí, como a un animal de laboratorio. Alargó su brazo con la intención de rozar su cabecita con los dedos.
    Entonces Azul abrió los ojos, se despertó en ese mismo instante. Kritias tuvo la certeza de que lo hacía sólo para verle a él, porque él venía a despedirse de ella. La niña le sonrió, emitiendo a la vez un alegre balbuceo. Kritias no pudo responderle con una sonrisa, sintió que se le quebraba el espíritu. Deseaba tomarla en sus brazos y escapar con ella, salvarla de todo lo que la Federación le tuviera preparado. Fuera lo que fuera, Kritias tenía la convicción de que no era la vida que merecía un bebé como aquel. Tembló de impotencia. Dejó que la niña apretara despreocupada uno de sus dedos con su manita derecha:
    -¡Adiós, pequeña!- se despidió de ella sin querer alargar más el momento. Sintió en su mente como la niña le decía también adiós, comprendiéndolo todo desde su diminuta existencia. El cónsul se sintió culpable de no poder salvarla de todo aquello, de no poder cuidarla personalmente. Sabía que era una culpa que lamentaría siempre, como sabía que volvería a encontrarse con aquella singular criatura, aunque tuviera que esperar mucho tiempo para ello.


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